Todos tenemos un monstruo o un fantasma adentro que no nos gusta, entonces creamos un sistema de seguridad para que no se note. Mantenemos el monstruo agarradito para que no salga ni se vea. Pero a veces el sistema de seguridad falla y el monstruo ingresa, y ahí quedamos expuestos.
A veces eso que tanto queremos ocultar queda a la vista y nos avergüenza. Nos sentimos desnudos, sentimos que todos ven lo que en verdad somos, y somos algo que odiamos.
Como si hubiera un Mr. Hyde en nosotros, como si el verdadero ‘yo’ fuera otro, y eso asusta. Nos asusta que falle el sistema de seguridad, que Mr. Hyde se desate y haga alguna locura.
Vivimos alertas, atentos, vigilando el monstruo. Y así creamos mecanismos, defensas, nos aislamos, todo para que ese supuesto monstruo no salga a la luz.
Cualquier cosa que nos saque del lugar seguro nos da miedo. Nos da miedo lo nuevo porque puede provocarnos cosas desconocidas. Odiamos a nuestro monstruo porque desea justamente las cosas que nos dan miedo. Queremos esconder a toda costa esa parte nuestra, esos deseos que nos inquietan.
Son deseos que supuestamente no tendríamos que tener y nos esforzamos por reprimir. Son deseos que nos dan culpa, vergüenza. Deseos que van en contra de la moral, de lo que debe ser.
Nos odiamos cuando nos dominan las pasiones. Nos odiamos cuando todos ven eso que queremos ocultar. Odiamos las fallas de seguridad, esos huecos que nos desnudan y muestran nuestras miserias. Pero la verdad es que a todos nos pasa lo mismo, todos tenemos un monstruito adentro ¿y sabés que hay que hacer con eso? Reírse de él. Ridiculizarlo, perderle el respeto y el miedo. Reírnos de nuestras cosas oscuras.
Aceptar quienes somos, reírnos de nuestros miedos. Ridiculizar nuestros fantasmas. Reírnos a carcajadas de nuestras miserias. Permitirnos ser quienes somos y desear lo que deseamos. Bajar las defensas, aceptar las fallas de seguridad, y dejar que Mr. Hyde salga, porque en definitiva ese monstruo es también quien somos.
Siento algo raro. No sé, como algo que está en el aire.
Siento algo fulero en el pecho, algo huele mal, ¿No lo sienten ustedes? Es como que está en el aire. Veo que está todo muy enrarecido. En mi tiempo hay algo que ahora no veo… esperanza.
En mi tiempo, por ejemplo, si nacés pobre nacés con esperanza. No importa de dónde vengas siempre vas a llegar a algún lugar. Le pasó a ‘Cachito’, agarró su guitarrita y se fue para la ciudad y yo nací pobre, pero nací con esperanza. En cambio acá, en el futuro, es diferente, no tienen sueños, están como amargos, ¿Cómo se puede vivir sin esperanza? Ta fulero el futuro che, algo huele mal y está en el aire.
Hay algo denso en el aire, como un tempano. ¿No lo ven? Hay algo espeso en el aire, hay olor a amenaza. El aire se puede cortar con cuchillo acá. Todos viven como si nada ¿puede ser que les falle así el olfato? Hay olor a desgracia, y no lo notan, ni se dan cuenta que ya ni esperanza tienen.
Algo está viniendo, como el olor a tierra mojada antes de una tormenta. Algo huele mal en Dinamarca decía "no se quien", algo huele mal en el futuro y no lo ven. Algo huele a podrido.
Hay que destapar la olla, limpiar el futuro, ventilar el aire viciado.
El futuro huele mal por la basura del pasado, hay que desenterrar, sacar los trapitos al sol, porque hay algo en el aire, hay que ventilar, y recuperar la esperanza.
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